Piasca, donde se mezcla ficción y realidad.
Os relataba en LFR, Diciembre de 2011 una historia oída en el Alto Campoo que hablaba del dominio de las Damas Verdes, hermosas dríadas (duendes de los árboles) y su corte de gnomos y elfos, en los caminos de los bosques de hayas, robles, tejos y encinas cuando las sombras caían sobre la espesura. Su presa los pobres caminantes que cruzándolos eran sorprendidos por la noche.
Más tarde en Septiembre de 2.013 retomaba aquel hilo para contaros las desventuras de Elvia, jovencísima Dama Verde, abatido el roble donde moraba por el rayo y su deambular por Piedrasluengas que la llevó a descubrir a unos hombres singulares que levantaban una extraña construcción, en ella podían verse esculpidos rostros múltiples. Especialmente el de un bello doncel que robó el corazón de Elvia, quien desde entonces habitaba en los robles cercanos en vigilia eterna de su pétreo, frío y silencioso enamorado. Terminaba entonces
contando…..la extraña sensación que experimentamos, solos en el lugar, al
sentirnos espiados y nuestra marcha precipitada……
Este Agosto, quise volver con mi gente. Nada dije de lo sucedido hacia unos años en la visita que Conchita y yo hicimos al lugar, siendo imposible ya, que ella corroborara mi explicación, preferí callar para evitar bromas e incredulidad. Fijamos nuestro campamento en plena naturaleza, en un hermoso lugar. Acompaño unas fotografías, vedlas con ojos románicos, pero si alguien añade algo de fantasía repare el vivac de ensueño y especialmente las tres rocas al pie de la portada de poniente donde se encuentra el doncel hermoso… yo creo, de verdad…. que puestas por Elvia para, en los días de luna clara, subir hasta alcanzar al rostro de su amado y depositar sobre la fría piedra una cálida y amorosa caricia..
Acabo como el 24.09.2013…. “antes de marchar escudriñé a lo lejos los árboles donde me pareció ver a… Elvia, Dama Verde en vigilia permanente de su amante de piedra, celosa, más humana que dríada.”
En esta ocasión, sin embargo, no vi recelo en su mirada, más me pareció un guiño agradecido por el secreto compartido.
Insisto Paco, no será fácil mover a Elvia de Piasca.
Texto y fotografías: Antonio Matamoros