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SANT PAU DEL CAMP (I)


Sant Pau del Camp – (San Pablo del Campo) Barcelona
Al pie de la montaña de Montjuic existía extramuros de la ciudad una llanura dedicada a la agricultura, llamada el Camp (el campo). En esa zona se encontraba un edificio religioso fundado entre los años 897 y 911 por el conde Guifré-Borrell. Es escasa la documentación sobre el monasterio. Existe una lápida funeraria correspondiente a la sepultura de dicho conde en la que menciona esa fecha.Sufrió extremas vicisitudes, definitivo fue el saqueo por el ejército de Almanzor en el 985.Se reconstruyó con el mecenazgo de los nobles Gausbert Guitard y su esposa Rotlandis reavivando la observación monástica, con Prior y 12 monjes. Dependiente del monasterio de San Cugat a partir del XIII se constituye en una comunidad monacal propia. En 1.490 se celebró el último capítulo general de las dos provincias eclesiásticas de Tarragona y Zaragoza. Los monjes acabaron abandonándolo por exclaustración en 1835. La actual planta corresponde a una renovación total efectuada en el siglo XIII, planificación románica, nave con cruceros, tres ábsides y cimborio. La construcción del mínimo claustro forma un patio cuadrado con refuerzos intermedios al centro de las galerías que discurren sobre columnas emparejadas. No existe mucha variedad en los temas de los 48 capiteles. Algunos de ellos ligeramente trabajados.Por último, con el crecimiento de la ciudad más allá de las murallas cercanas al templo, se formaron núcleos urbanos que albergaron desde la vida más canalla en el pasado siglo, el llamado “paralelo” con sus teatros de variedades, revista, etc. que alegraron la vida de muchos ciudadanos en una época tan difícil.  A su derecha y ya intramuros, el “barrio chino” cruel, sórdido, vital, apache, “descangayao” y sucio.Hoy nada es igual, los decorados del “paralelo” perdieron su frescura y al “chino” le lavaron cínicamente la cara para seguir siendo sórdido y ahora mafioso de todas las mafias. San Pau del Camp parece un superviviente de un pasado glorioso mientras gentes de mil razas, religiones y colores deambulan a su alrededor indiferentes. 
Texto y fotografías: Antonio Matamoros ¡Gracias, amigo! 

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