El museo de León guarda una de las mas maravillosas tallas románicas de marfil que he visto. Se trata del Cristo de Carrizo. La guía Michelín verde (no la gastronómica, claro), después de darle la máxima calificación, lo describe de la siguiente manera: su penetrante mirada, los cabellos y los pliegues de la túnica sugieren abundantes bizantinismos. Jaime Cobreros, en su recomendable libro Las rutas del Románico en España (Ed. Anaya) dice de él: excepcional pieza de marfil del Crucificado (le falta la cruz) que se distingue por el gran tamaño de su cabeza, manos y pies. Cristo mira interrogante con sus grandes ojos negros a quien le contempla. Ahí queda eso.
4 comentarios:
Inquisidora mirada que penetra en nuestro interior para desnudarnos la conciencia.
Por ello, bueno será que la tengamos limpia.
Inquietante. Es lo me sugiere tu conclusión, amigo. Inquietante...
inquietante, si, pero para el que tenga algo turbio que ocultar
La imágenes son extraordinarias, a mi del románico me interesa saber sobre los merovingios y los otonianos, felicidades por la página!
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