Un silencio con sílabas de escarcha pasó por estas calles y aplazó para nunca los reencuentros, las citas. Y huyó la luz en altas desbandadas y con ella huyó todo cuanto tuvo temblor de vida, gratitud de cuerpo, todo aquello que fue, que tuvo nombre y hoy sólo tiene nombre de tristeza.
Pedro González
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