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SI AL VIAJERO LE PREGUNTAN...(I)




Galería porticada de la Iglesia parroquial de Carabias (Guadalajara)
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Si al viajero le preguntan hoy por el lugar donde dejó su corazón un día, responderá sin duda que fué en Carabias, una especie de fin del mundo frío y solitario, brillante y húmedo, donde la vida reclama su ancestral valor y las horas tienen la dimensión justa de esa vida. Sin definición posible, en Carabias existe y existirá siempre el mas cierto pálpito de la felicidad: será por la mañana; habrá helado y la escarcha cubrirá, con su costra de diminutas perlas, la hierba y el musgo de los rincones; saltarán las urracas con su resorte no ensayado; alguna mujer enfundada en viejas telas se acercará a la fuente por agua; y en el centro surgirá, con el tono rojizo de la piedra arenisca, la iglesia parroquial que muda dictará su larga conseja de siglos.
Antonio Herrera Casado (El románico de Guadalajara, Ediciones Aache)

4 comentarios:

A.Matamoros dijo...

Me dejó sensación de frialdad la visita a Carabias. Efectivamente “una especie de
fin del mundo”. Desde Sigüenza por una carretera llena de agujeros, seguí luego hacia Pozancos y volví a la tortura de aquella carretera hasta Ayllón. Abril 2.010, todavía los efectos del pasado invierno que por allí parecía no querer abrirse a la primavera.
El paisaje húmedo, los pueblos solitarios, el día nublado amenazando lluvia, me tenía encogido el ánimo. Pasé Albendiego y lo dejé para mejor ocasión, lejana a día de hoy.
A mi no me dejó pálpito alguno de felicidad, de mañana, había escarcha que cubría los campos cercanos, un frío importante y ni una mujer camino de la fuente, hubiera estado loca !!. Pocos lugares me han dado esa sensación de abandono, de soledad inquieta.
Los visitadores del románico tenemos ocasión de permanecer en solitario junto a un monumento románico, a mi me reconforta, en ninguno he tenido esa sensación fría e incómoda que me empujaba a emprender de nuevo la marcha.
AM

Paco Torralba dijo...

He estado como 3 o 4 veces en Carabias. Efectivamente, como pueblo de fin de carretera tiene el encanto que eso propicia. Una de las veces fui andando desde Palazuelos, pueblo amurallado como a 5 Km de distancia de Carabias. Era primavera y recuerdo dia frio, soleado y "escarchado". Y casi abandonado, todo hay que decirlo. La disfunción entre pueblo e Iglesia es de lo mas llamativo.
Entiendo que Herrera Casado pudo vivir un momento único para luego plasmarlo en su libro. Tu momento no fué tal, aunque con tu párrafo final parece que te acermas mas a sus postulados.
Frase, que, por cierto y con tu permiso utilizaré en otra entrada de este blog. Tu literatura me siegue pareciendo magnífica.
Por cierto, las fotos que acompañan esta entrada estan tomadas por la tarde, en una rápida visita. Inolvidable estos atarcederes en galerías porticadas románicas. Al nivel de los amaneceres en el interior de los ábsides. Y citas Albendiego, donde se puede vivir uno de los mejores viendo entrar la luz por sus aspillerados vanos adornados con celosías de controvertida procedencia.
Un saludo, amigo

A.Matamoros dijo...

La primera de las fotografías me tenía intrigado. Esa luz que ilumina las columnas quedando en sombras la calle y el muro del fondo me hacia sospechar una manita de "photosop". Ahora lo entiendo, puesta del sol, que iluminaría la portada y la parte de la iglesia esquina a la calleja que se adivina en la foto.
los perfiles de algunas columnas con un ribete de luz dan aún mayor encanto al trabajo. Me gusta, si señor !!.
AM

Paco Torralba dijo...

Antonio ¿tienes fotografias de tu visita a Carabias? A pesar de que no te hiciera el día perfecto a lo mejor conseguiste algo notable.
Si las tienes, mándamelas y las publicaré.
Un saludo, amigo