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ENTRE LOBISHOMES, FEITICEIRAS Y BIOSBARDOS




San Pedro Félix – Hospital de Incio (Lugo)
Los paisanos del lugar a finales del siglo XII se empeñaron en construir un templo con la ayuda de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén. Tienen próximas las viejas canteras de mármol de Incio, de allí obtuvieron los romanos el mármol necesario para la construcción de Lucus Augusti (Lugo). Si los romanos levantaron una ciudad, ellos construirán un templo románico único. Sólo queda por decir que se trata de una construcción insólita y muy hermosa cuando los rayos del sol inciden sobre ella. Un entorno de castaños centenarios decoran el paisaje. A la atardecida vuelan las Avelaiñas, mariposas que dicen los viejos que son almas que rondan las luces que van encendiéndose en los hogares, sus colores anuncian presagios, blancas, la llegada de una carta con buenas noticias de un ser querido, negras, serán tristes acontecimientos…. No muy lejos y siguiendo la carretera se encuentran unos viejos edificios, antaño reconocido balneario de Ferreiria de Incio. Hoy el complejo está abandonado, los edificios siguen en pie pero muestran su ruina visible y fantasmal… Leí en La Voz de Galicia, 2011, que aún a pesar de la ruina del lugar, una mujer María Aurora atiende a los pocos viajeros, la mayoría viejos clientes de la época en que el balneario estaba a pleno rendimiento. Ensalza el valor de esas aguas y explica los múltiples casos vividos por ella, en esos cincuenta años de vigilia al pie del edificio del manantial, de gentes que sanaron dolencias no resueltas por la medicina moderna. Los caminantes tras cruzar el manantial de aguas medicinales y el riachuelo de Augas Louras y por una pista de tierra, tras 4 Km., llegarán al alto Do Castro, punto de confluencia de los cuatro ayuntamientos de la zona. Allí se encuentra “A mesa das catro cabaleiros”, desde la edad media punto de reunión el último sábado del mes de julio, de los cuatro alcaldes, cuatro párrocos y cuatro gaieteiros (uno de cada municipio) cumpliendo así con la tradición secular. Toda la zona está cubierta por espesos bosques donde crecen castaños, robles, chopos, abedules y una masa abundante de arbustos como xestas, uces y carqueixas. Es lugar hermoso y agradable con buen tiempo. Nosotros visitamos el lugar ya muy entrado el otoño, con unas nieblas persistentes en la amanecida, dando al paisaje un punto de misterio, todavía en sombras, parecían brillar entre los árboles bañados en nubes bajas unos ojos como brasas escudriñando el camino, un Lobishome en pos de su última presa. Llegando al manantial aún entre brumas y sombras llegamos a ver las últimas Feiticeiras que habitan cerca de los riachuelos, brujas no excesivamente malignas y sus acompañantes los Biosbardos habitantes fabulosos de los bosques con capacidad de transformarse en pájaros, en franca retirada hacia sus guaridas antes del nacimiento del nuevo día.
Texto y fotografías: Antonio Matamoros

7 comentarios:

Paco Torralba dijo...

No conozco Hospital de Incio, pero sólo con la relación de hechos, algunos naturales y otros sobrenaturales que relatas, créeme que tengo ganas de enfilar mi vehículo en dirección nordeste para arribar a esa mágico enclave del que me hablas.
No sin cierto temor, no creas. Tener un encuentro con un biosbardo no es cualquier cosa. Deberé andar con precaución, por si acaso...

S.T. dijo...

Fantastico !

A.Matamoros dijo...

Querido Paco, para ver lo relatado, parte sobrenatural, es preciso cumplir tiempo y hora…..al borde del invierno, días cargados de humedad para la creación del escenario perfecto, nubes bajas persistentes que acaricien la maleza y que sólo se adivine la próxima alborada, ese minuto en que las tinieblas se resisten a marchar.
Las Feiticeiras y los Biosbardos siendo habitantes de riachuelos salutíferos no tienen en si excesiva maldad, es prudente alejarse de ellos y de los cantos (como de sirenas) de las primeras, pero aceptan la presencia de humanos siempre que se muevan en silencio y utilicen las aguas con mesura y respeto (son como los “Greenpeace” de la mitología galaica).
Evidentemente, ni se te ocurra parar ante la presencia del Lobishome, esa si es una bestia cruel y despiadada.. Huye también de unos seres pequeños del bosque semejantes a enanos, con dos cuernecillos y vestidos de negro que responden al nombre de Trasnos, según las gentes del lugar son criaturas peligrosas.
De subir al Alto do Castro y siempre que el sol esté en su nacimiento podrás, si vas limpio de suspicacias, ver A Dama de Castro… ¡ alabada sea ! es la meiga más buena, todo aquel que le pida ayuda será atendido, pero no es fácil toparse con ella amigo, ya que vive en lo más profundo de los bosques en un hermoso castillo de cristal emboscado tras una infinidad de alisos negros. Sus bondades llegan también hasta estos árboles protectores, sus hojas recién cogidas y aplastadas bajo los pies sanan dolores y sudoración extrema. Con la corteza en gargarismos o enjuagues enduren las encías, afianzan dientes, cortan inflamaciones de garganta y anginas. En cataplasmas curan heridas de difícil cierre y con su madera hacían madreñas, especie de zuecos, utilizados por las gentes del lugar.

Parte natural, en nuestra primera visita el templo estaba cerrado y sólo pude hacer las fotografías del exterior, al año siguiente y domingo estaba abierto y además a punto de iniciar la misa, un señor llamado Manuel se ofreció para, en otro momento, enseñarme el templo ya que se trataba del guía. Creo que está por la tardes en el lugar y si no en el pueblo preguntar por él.
Yo por mi alergia a los guías, pedí al párroco me permitiera hacer un par de fotografías antes de empezar las oraciones que amablemente aceptó y poco después partimos.
AM

Paco Torralba dijo...

Te entiendo, Antonio. Como bien dices, hay que preparar el escenario para que resulte.
Recuerdo, en uno de mis viajes a Galicia, concretamente en las Fragas del Eume, un amanecer neblinoso desde las mismas aguas del rio pues la niebla partía desde el mismo cauce. Cosas de la temperatura, creo. Fue un amanecer mágico en el que no me hubiera extrañado encontrarme con alguno de estos "personajes". No aparecieron. Iba con cámara fotográfica, claro, e ignoro si estos mágicos elementos son alérgicos a este moderno invento. Vamos, como tú a los guías, por ejemplo...

A.Matamoros dijo...

Las Fragas del Eume… eso son palabras mayores… Dadas tus aficiones de caminante y montañero entiendo que vivirías con satisfacción esa visita. La abundancia de lluvias, clima y corrientes de agua, algunas bravas, el Eume y otras menores como el Landro y Masma generan la acumulación de nieblas que tardan en disiparse, lo mismo ocurre junto al Sil fenómeno que he podido vivir alguna vez.

En cuanto a la fotografía de los seres mágicos sólo aporto como idea… cuando la fotografía utilice los sentimientos, recuerdos, sueños, desvaríos y fantasías producto del hemisferio derecho del cerebro humano, intuitivo en vez de lógico, en lugar de pixeles… será posible… !!

Por último, alergia a los guías…. hemos de retroceder al pasado, inocente miembro de los scouts de Baden-Powell, pasada con éxito la fase del Castor e iniciando la de Lobato, nos manda una guía... he dicho GUIA…..con rango Pioneros, cruel y desalmada y algo pizpireta, dura como el acero, caminatas sin fin, fuegos de campamento cargados de miedo, alimentos frugales, prácticas de supervivencia en el bosque, alimentación de emergencia con insectos….el día internacional de la amistad, 30 julio de aquel año, colgué el uniforme… no conseguiría llegar a Scout, una maldita GUIA… con rango Pioneros, cruel y desalmada y algo pizpireta acabó con mis ilusiones…. Desde entonces es que no los trago…. caramba !

El inteligente lector sabrá distinguir lo real y la ficción de este comentario.
AM

Nieves dijo...

El lugar bien merece una visita... esa característica en mármol blanco... esa puerta grana a juego con su ventana... ese entorno natural típicamente gallego, entre aguas y verdes... Eso sí, mi visita será bien entrado el día, a pleno sol, sin rastro de brumas y en un mes de agosto, si es posible. En este caso agradezco mi poca inclinación al "madrugueo" y mucho menos a los días fríos y grises, líbreme Dios de encuentros sobrenaturales como los que relatas!. Aunque, pensándolo bien, más temor deberían darnos muchos de los seres reales que nos rodean a diario. Algunos de ellos, fáciles de fotografiar y encantados de recibir flashes, son aún peores que el mismísimo Lobishome.

Lo dicho, visita obligada en busca de Avelaiñas blancas...

Paco Torralba dijo...

Para seguir el relato de tus vivencias scouts y separar lo real de la ficción creo, Antonio, que necesito utilizar los dos hemisferios de mi cerebro¡¡¡ no sólo el derecho¡¡¡¡A ver a que conclusiones llego...