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ARTE E INTELIGENCIA (II)





El anterior Arte e Inteligencia sobre Piasca nos dió la ocasión de contar en el blog las andanzas de la druida Dama Verde Elvia y sus amores imposibles con un doncel petrificado en la portada de poniente. Sin embargo los dos relatos quedaban incompletos al no ser posible acompañar gráficamente algún protagonista de la historia. Paco Torralba con su amabilidad probada nos abre Astrágalo para poder mostrar al joven protagonista que el maestre escultor cinceló, probablemente, como apóstol pero Elvia lo ve como juglar, o mejor un paso más, hermoso trovador y galán. Contábamos igualmente que los viajeros salieron antes del amanecer y que la niebla se desperezaba ante los anunciados rayos de sol, un par de fotografías son testigos, una recién salidos de Cervera y la otra tras cruzar Piedrasluengas. El resto, las que nos han parecido más insólitas en un templo lleno de maravillas. Gracias a todos.
Texto y fotografías: Antonio Matamoros

3 comentarios:

Paco Torralba dijo...

Atravesar la cordillera cantábrica y entrar en la Liébana, después de tomar decenas y decenas de curvas no es cualquier cosa.
Y se llega a Piasca, no sin antes, una vez en el valle hacer otra subida de pocos kilómetros que parecen muchos mas.
Y ahí, como Herrera Casado, dejaremos también parte de nuestro corazón en "una especie de fin del mundo frío y solitario, brillante y húmedo, donde la vida reclama su ancestral valor, y las horas tienen la dimensión justa de esa vida".
Ahhhh, eso era Carabias, no???
Pues puede aplicarse perfectamente a Piasca... punto por punto...

A.Matamoros dijo...

Ante todo, muchas gracias por la publicación de las fotografías de Piasca que sólo pretenden ilustrar las dos historias que aparecen en el blog de Arte e Inteligencia (I).

Anduvimos por Carabias en Abril 2.010 y ya expresé en Enero pasado, en este mismo sitio, la sensación de frialdad, no sólo física, que me empujó, una vez completada la sesión de fotografías, a salir rápidamente del lugar. Probablemente el día gris, una niebla recién levantada, todo el entorno húmedo de recientes lluvias y un frío del demonio, pudieron afectar al ánimo del viajero. Todo ello me desvinculaba del sentir de
Herrera Casado cuyo mensaje, por otra parte, respeto totalmente.
En Octubre del mismo año visitamos Piasca, visita que queda reflejada en los cuentecillos citados al inicio. Reconozco que las estaciones climáticas no son las mismas, si bien en Carabias y Abril todavía el invierno da sus últimos coletazos, en Octubre y en Piasca el verano queda lejos y el otoño llega con fríos, nieblas y escarchas prematuras, en síntesis un efecto similar en el cuerpo del humano procedente de orillas del mediterráneo. Pero, no !! lo que en Carabias fue frío helador (casi siberiano, a mi entender) que se metía hasta los huesos y empujaba a la huida, en Piasca resultaba un “frasquete” mañanero llevadero que despertaba el ánimo y despejaba la mente.
Todo es cuestión de sensaciones, en Carabias no se notaban los tránsitos de personajes
quiméricos a tu alrededor, cuando por el contrario desde Campoo hasta la Liébana el contacto es constante, a cada recodo, tras las peñas, entre los árboles del bosque que flanquea la carretera, pueden sentirse las miradas, unas amigas y otras hostiles, de los
habitantes invisibles que pueblan, sin menoscabarlas, esas tierras solitarias y aún mágicas.
AM

Paco Torralba dijo...

Habré estado en Carabias en media docena de ocasiones. Dos de ellas memorables. Un atardecer del que ya he puesto algunas fotos en otra ocasión. De esas veces que maldices que se esconda el sol y ese momento mágico no quintuplique su duración. La otra fue una marcha senderista. Ibamos tres personas. Salimos de Palazuelos en una mañana primaveral y llegamos andando a Carabias. Y no es nada lejana la descripción de Herrera Casado. Había una ligera neblina. Y algo de frío, aunque luego el dia se suavizó.
En Piasca recuerdo haber estado un par de veces. La última, hace un par de meses. Por la mañana y un anormal calor para la zona. Prácticamente no se ve el pueblo hasta que no estas ahí mismo. Curvas y vegetación no faltan.
Premio: Iglesia abierta y ... capitel. En Piasca cuando hablamos del capitel sólo puede referirse a uno.
¡Ya tengo la próxima entrada!!!