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EL VIEJA LUCIÉRNAGA (16)






Iglesia de San Pedro de Ansemil - Pontevedra
Formaba parte de un Monasterio contemporáneo al de San Lorenzo de Carboeiro existiendo una gran relación entre ellos a través de los Deza fundadores de este último, regido por una comunidad de monjas benedictinas (en alguna publicación se indica que se trataba de un monasterio dúplice). Hay una referencia ya en 972, en la que Dñª Fernanda le dona diversas propiedades. Sus orígenes se remontan al s. IX y X. Nos quedan de ese conjunto solamente dos construcciones una románica y la otra gótica, adosadas, hermanando ambos estilos de forma nada estridente, de manera que pasa desapercibido a la mayoría de visitantes. La capilla principal, románica, dispone de una portada con arquivoltas y capiteles de muy buena ejecución. La torre se añadió en 1.909 y posteriormente se reformó hasta la forma actual. La pequeña capilla gótica (finales del XIII), o Señorial de los Deza, conserva la sepultura de D.Diego Gómes de Deza del año 1.341. En la puerta un dintel con Agnus Dei. Sobre ella una virgen, la Virgen de la Leche según alguna opinión, amamantando al Niño. No podemos visitar el interior por estar cerrada la iglesia, no sé si por ser lunes… ??
 Fotografías de Begoña, Jordi y Antonio Matamoros
 Texto de Antonio Matamoros

4 comentarios:

Paco Torralba dijo...

Hace unos meses tuve una conversación con un cantero del pueblo de El Berrueco, en la Comunidad de Madrid. Es un pueblo con un pasado económico basado en la cantería del granito. Me comentaba la gran dificultad de tallar dicha piedra aunque en este pueblo llegaban a alcanzar gran maestría.
Viendo las fotografías de Ansemil todavía crece mas mi admiración por esa gente que hace 800 años lograron crear tales esculturas.
Magnificos capiteles. Brillantes como luciérnagas...

Antonio Matamoros dijo...

Paco, siguiendo el hilo base de tu comentario, pienso que los canteros del románico son los grandes desconocidos, exceptuando algunos maestros que rompiendo el anonimato firmaron sus obras y son de todos conocidos. Sin embargo la mayoría se limitaron a trabajar dejando la gloria para los maestros constructores y especialmente para los mecenas.

En ese grupo básico en la construcción románica como serían los canteros se encontraban los menos cualificados formando cuadrillas y dedicados a los trabajos más toscos siempre bajo el control de un maestro de obras y los escultores que tallaban la piedra según las directrices de los maestros constructores.

Podían formar talleres o ser independientes pero siempre con un contrato que les ligaba hasta finalizar los trabajos comprometidos …. podía ocurrir que estos terminaran antes que la propia obra por lo dilatado de algunas construcciones, es de suponer que percibido el estipendio quedarían las obras almacenadas hasta llegado el momento de ser situadas en el lugar predestinado incluso años después de ser entregadas por el maestro cantero.

Estos canteros especializados en la escultura llegarían a establecerse en comarcas donde la construcción de monasterios, iglesias… permitiera pensar en largas temporadas de trabajo seguro, con múltiples contratos de tallas de todo tipo lo cual podría aconsejar a los artesanos a una especie de trabajo en serie de determinadas figuras o piezas.

Podemos ver en las dos próximas entregas sendas luciérnagas con motivos muy similares o incluso idénticos a los de S.Miguel de Eiré, Santa Mª de Ferreira de Pantón, San Martiño en Cameixa, San Xulian de Astureses en Boborás todas relativamente próximas entre si, lo cual hace suponer en un trabajo en serie cuando fuera posible, que incluso redundaría en una mejora de costes.
AM.

Paco Torralba dijo...

Cierto. Podemos pensar en una especia de primitivo trabajo en cadena y en serie. Solo en Palencia, por ejemplo, que cada pueblo tiene su iglesia, y estando a pocos kilómetros de distancia unos de otros, figúrate la cantidad de canteros que podrían estar trabajando.
Y en Galicia, como dices, idéntica situación, pero otra geología, claro, implicando otra especialización en la talla.
En fin, un mundo este de los canteros que nos han dejado su legado durante muchos siglos.

Antonio Matamoros dijo...

Si señor... Palencia otro ejemplo de trabajos muy similares entre si, apuntaría la existencia de un taller en la zona de Aguilar y otro ya en la frontera con Cantabria, el taller de Piasca, del que Juan de Piasca dejó su firma en un ventanal de Rebolledo de la Torre en Palencia a una buena distancia en aquellos tiempos. Quizás incluso este grupo fuera "sucursal o delegación" de otro mayor situado en la zona de la Liébana.
Del mundo de los canteros, de sus entretelas sabemos muy poco.
AM